En el Distrito Federal se espera que más de un millón de personas salgan a la calle, bajo la vigilancia de 13.000 policías. Sin embargo, las autoridades han sugerido que se disfrute del espectáculo desde la comodidad de los hogares, por televisión. Pero la fiesta no tendrá la misma intensidad en el interior, a consecuencia de los repetidos hechos de violencia, como en el caso de Chihuahua, el estado más violento del país, y en Ciudad Juárez, donde los gobiernos municipales reconocieron que no existen condiciones de libertad para celebrar.
Tamaulipas, el estado donde más se ha incrementado la violencia en los últimos meses, diez municipios anunciaron la cancelación de los festejos patrios. En Reynosa se trasladará la ceremonia del Grito al Parque Cultural, donde es posible desplegar un operativo de seguridad con garantías, y en Morelia sólo habrá la tradicional verbena. Los gobiernos de Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa, Nayarit, Colima, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Guerrero, Morelos y Puebla tampoco han escatimado medidas extraordinarias de “blindaje” para evitar ataques del crimen organizado durante las celebraciones ciudadanas y los desfiles de las fuerzas armadas.
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