martes, 28 de agosto de 2012

Activa arqueología en occidente cubano

Pinar del Río, Cuba, 28 ago (PL) Investigadores cubanos exploran hoy sitios arqueológicos asociados a la cultura indígena pre-agroalfarera, en varios territorios de esta provincia, suerte de museo del aborigen mesolítico antillano.

  Uno de los lugares investigados pertenece al municipio de La Palma, donde aparecieron rústicos instrumentos de trabajo y otros vestigios de esas sociedades, las cuales dependían de la pesca, la caza y la recolección para subsistir.

El paraje es el número 80 con tales características reportado en ese municipio del noroeste insular, confirmaron expertos.

Durante las pesquisas en la zona conocida como Puerto Escondido, afloraron morteros, majadores (utilizados para golpear o machacar) y abundantes herramientas de sílex, declaró a Prensa Latina Bertha Olivia Rodríguez, divulgadora del Centro Provincial de Patrimonio.

En La Palma y otras regiones de esta provincia habitaron fundamentalmente los nativos nombrados guanahatabeyes (hombre tosco en lengua arahuaca), agrupaciones caracterizadas por una economía de apropiación.

El reciente hallazgo -aseveró- abre las puertas a próximas exploraciones por el área en busca de adicionales huellas.

Otro de los parajes escrutados por espeleólogos y académicos de la universidad local es la península de Guanahacabibes, considerada uno de los últimos refugios de los indígenas por su apartada e inaccesible ubicación.

Situada en el límite occidental del archipiélago, la localidad atesora en grutas y otros espacios, rastros de los primitivos grupos humanos, al igual que Viñales y Minas de Matahambre.

Pinar del Río -140 kilómetros de La Habana- y la vecina provincia de Artemisa poseen un reservorio de más de 700 sitios arqueológicos vinculados a las antiguas sociedades, de acuerdo con los hallazgos realizados hasta la fecha, precisó la arqueóloga María Rosa Sánchez, especialista del Centro de Investigaciones Ecovida.

Las evidencias de los aborígenes mesolíticos antillanos son muy escasas pues hasta ahora se localizan solamente en esta parte del país y en otras tres demarcaciones de naciones cercanas.

En grutas, llanuras y elevaciones perviven vestigios de los asentamientos que sirvieron de morada a esos hombres y mujeres.

Estas comunidades no conocieron la agricultura ni la alfarería y sobrevivieron exclusivamente mediante la apropiación de los recursos ofrecidos por la naturaleza.

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